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Artes culturales: Una herencia Santo de los Últimos Días

Sólo tres meses después de que la Iglesia se organizara oficialmente en abril de 1830, su fundador José Smith recibió una revelación en la que se instruía a Emma que hiciera una selección de himnos sagrados.

El primer libro de himnos de la Iglesia, publicado en 1835, contenía 90 canciones poéticamente escritas, 51 de las cuales eran composiciones de autores que eran miembros de otras denominaciones religiosas. Los historiadores consideran este libro como un fundamento de la tradición musical de la Iglesia.

                   Además de los himnos, las canciones folclóricas y otras formas de música tradicional fueron una parte importante de la vida diaria de los Santos de los Últimos Días.

Entre 1839 y 1846, la música, el drama, el baile y otras actividades culturales florecieron en Nauvoo, Illinois, ciudad de los Santos de los Últimos Días, llamada así en honor a la palabra hebrea que significa una situación hermosa. Las artes ayudaron a unificar a los seguidores de la Iglesia y a hacerle honor al nombre de Nauvoo.

                   Allí José Smith organizó una compañía de drama y un coro. Los Santos de los Últimos Días formaron bandas que actuaron en salones locales de conciertos.

El corazón de la vida cultural de Nauvoo era el Salón Cultural y Masónico, donde los residentes asistían a disfrutar obras teatrales y conciertos. Hoy día, un drama musical que documenta la vida durante la época de oro de Nauvoo se presenta cada noche en este salón reconstruido.

                   Los miembros de la Iglesia en Nauvoo también edificaron una escuela de canto y una universidad donde se ofrecía instrucción musical. Incluso construyeron una escuela de danza. Fue de beneficio para nuevos conversos que provenían de religiones que no fomentaban el baile y otras personas que simplemente necesitaban capacitación.

Uno de los primeros líderes de la Iglesia, Orson Hyde, comenta en broma sobre el baile de su asociado Parley P. Pratt, al escribir: "Observé al hermano Parley parado, como sin hacer ningún movimiento en particular, sólo hacia arriba y hacia abajo.

                   "Le dije, 'Hermano Parley, ¿por qué no avanza hacia adelante?' Él dijo, 'Cuando pienso en qué dirección voy a ir, olvido el paso y cuando pienso en el paso, olvido hacia qué lado debo ir'".

                  Al hacer que estas actividades fueran parte de las vidas de los miembros de la iglesia, fomentaron una belleza de espíritu y de comunidad. Los miembros y líderes de la Iglesia encuentran que las artes pueden ser un escape sano y espiritual.

Las artes están cerca del espíritu y llegan al alma, y esa era una gente espiritual que reconoció su influencia positiva.

Cuando la intensa persecución expulsó de sus hogares a los Santos de los Últimos Días después del martirio de José Smith, la música que interpretaban a lo largo de la jornada les alentó a medida que cruzaban las vastas planicies desérticas del centro de los Estados Unidos en su camino a las Montañas Rocosas.

Los himnos, las canciones y el baile alrededor de sus fogatas en los campamentos durante la histórica travesía, ayudaban a mantener la valentía, la esperanza y el consuelo de miles de pioneros mormones que hicieron el viaje y perdieron a seres queridos a lo largo del camino.

                   Al llegar al valle de Salt Lake en julio de 1847, Brigham Young — líder de la jornada y segundo Presidente de la Iglesia — restableció de inmediato las artes culturales entre los Santos de los Últimos Días.

Dentro de dos semanas, un grupo de de miembros galeses e ingleses de la Iglesia formaron un coro, los precursores del conocido mundialmente hoy día Coro del Tabernáculo. Su primera actuación fue en una tosca enramada al aire libre con un techo de ramas y arbustos, ubicada en lo que ahora es la Manzana del Templo en Salt Lake City.

En 1867 se instaló el famoso Órgano del Tabernáculo en el Tabernáculo de Salt Lake, luego de que los pioneros Santos de los Últimos Días lo trasladaron desde Australia a Utah, ayudados por un barco de inmigrantes y 12 robustas mulas.

                   Cuando Brigham Young envió grupos a establecer áreas fuera del valle de Salt Lake, insistió en que tuvieran un líder musical. También asignó "misioneros musicales" para enseñar y dirigir música en esas colonias distantes.

Un patrocinador del teatro por mucho tiempo, Brigham Young también ayudó al avance del drama en Utah.  Dijo, "Si se me pusiera en una isla de caníbales y se me diera el encargo de civilizar a la gente, edificaría un teatro de inmediato."

También dijo, "Sobre el escenario de un teatro se puede representar en carácter el mal y sus consecuencias, el bien y sus resultados y recompensas felices; la maldad y las locuras del hombre, la grandeza de virtudes y la grandeza de la verdad."

Brigham Young asignó "misioneros teatrales" para actuar ante el público y pidió que los miembros de la Iglesia organizaran la "Asociación de Drama Deseret ," que representó a principios de la década de 1850 clásicos de Shakespeare.

A través de los años, la Iglesia y sus congregaciones en forma individual han auspiciado incontables actividades de artes culturales, dando a los Santos de los Últimos Días la oportunidad de desarrollar y compartir talentos. Entre estas actividades se incluyen exhibiciones de arte, noches de talentos de principiantes, festivales de retórica, festivales de cuartetos, de coros, de baile y de teatro.

                   Los especialistas en música y drama en algunas congregaciones ayudan a los jóvenes a desarrollar sus habilidades para actuar por medio de producciones de 10 a 15 minutos "teatros ambulantes" — por lo general comedias o parodias que van "por el camino" a otras congregaciones en una misma noche. Los libretos son originales. El vestuario y la escenografía a menudo son creaciones de los padres y de otros miembros de la congregación.

Durante muchos años la Iglesia patrocinó un inmenso festival de baile en el campus de la Universidad de Utah.  Estos festivales de baile presentaban varios cientos de jóvenes Santos de los Últimos Días que efectuaban pasos de danzas sincronizados, desde bailes de salón hasta latinoamericanos, creando un mar espectacular de color y movimiento.

De igual manera, en la actualidad, la Iglesia patrocina festivales semejantes conocidos como espectáculos culturales previos a la dedicación de los templos. Los participantes son en  su mayoría jóvenes y jovencitas Santos de los Últimos Días quienes dan a conocer su cultura y la historia de la Iglesia a través de la danza y el canto. 

Los grupos de actuación aclamados de la Universidad Brigham Young hacen giras internacionales. Incluyen la Orquesta de Cámara, Synthesis (jazz instrumental), Sinfónica de Instrumentos de Viento, los Cantores Universitarios, los Embajadores Jóvenes, la Compañía de Bailes de Salón, la Compañía de Bailes y Leyendas Vivientes, un grupo compuesto por amerindios norteamericanos, por polinesios y por hispanos.

Los Santos de los Últimos Días también participan en una serie de festividades en Canadá, Nueva York, Illinois, California y Utah. Por medio del drama y la música, estas festividades celebran un acontecimiento, un lugar o una persona en la historia de la Iglesia.

                   Siguiendo con su cometido dedicado a las artes, la Iglesia abrió el Teatro del Centro de Conferencias con capacidad para 900 personas en el 2000, que representa una característica popular del nuevo Centro de Conferencias.

La Luz del Mundo fue una producción teatral espectacular que ofreció La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante febrero de 2002 — Los 1.500 actores de la producción, las más de 5.000 luces y el enorme escenario — al centro del auditorio del Centro de Conferencias — con capacidad para 21.000 personas sentadas, fueron testigos de los esfuerzos culturales de la Iglesia que datan desde los principios de su historia.

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